jueves, 8 de septiembre de 2011

"El lenguaje, Lectura y Escritura"

El lenguaje constituye la característica humana por excelencia. Todos los días utilizamos diferentes facetas del lenguaje: escrito (lectura y escritura) y oral (comprensión y expresión).
Se ha escrito muchísimo sobre el lenguaje. Aquí nos limitaremos, principalmente, a la descripción de los procesos implicados en la actividad de la lectura.
La lectura
La lectura es una actividad mental compleja que implica distintos tipos de análisis, más o menos automático, de las palabras :
El análisis visual permite decir a qué letra o a qué palabra corresponde una forma leída.
El análisis ortográfico conduce a la localización de posibles faltas.
El análisis sintáctico permite determinar si una frase dada tiene una estructura gramatical correcta.
El análisis fonológico leva al reconocimiento sonoro de una palabra, ya que incluso en la lectura silenciosa se accede a la forma de pronunciar una palabra.
El análisis semántico extrae el sentido de las palabras y desemboca en la comprensión global de la frase.
Fenómenos constatados en la lectura:
La lectura de una palabra es más o menos fácil según la frecuencia de aparición (ocurrencia) en una lengua dada. Cuanto más frecuente es la palabra, más rápidamente será identificado. De ahí podría deducirse que la facilidad con la encontramos una palabra almacenada en nuestra memoria está directamente relacionada con su frecuencia de aparición en la lengua.
Asimismo, la coherencia de una palabra respecto del contexto de la frase facilita la lectura. Cuando leemos el comienzo de una frase, esperamos leer a continuación una palabra acorde con el sentido de la frase. Si empezamos a leer "Es rojo como un...", esperaremos que la palabra que siga sea tomate más que la palabra fresón o cualquier otra palabra.
La facilidad para leer una palabra depende también de criterios físicos. Estamos habituados a leer palabras con una determinada forma física y si esta forma no es respetada, la lectura se ralentiza. Así, si se nos presenta una palabra escrita en alternancia minúscula/mayúscula, como "EscOLlo", esto perturbará la lectura de la palabra.
La comprensión del texto:
La lectura clásica de un texto se realiza en etapas sucesivas, frase por frase, párrafo a párrafo.
Para construir la coherencia de un texto, nuestra memoria temporal guarda las informaciones a medida que vamos leyendo. Eso nos permite la comprensión en la etapa ulterior, es decir, la frase o el párrafo siguiente.
Nuestra memoria no puede conservar las frases tal y como aparecen en un texto. De hecho, solo las informaciones más pertinentes para la comprensión y el sentido del texto (las palabras clave y las ideas principales) son retenidas durante más tiempo y podrán ser utilizadas más adelante para hacer un resumen.
Las informaciones no pertinentes, redundantes o contradictorias son eliminadas de nuestra memoria para evitar sobrecargarla, con el fin de extraer y quedarse con el sentido general del texto. En otras palabras, cuando leemos un texto, analizamos las palabras que vemos y reparamos en las palabras clave que nos ayudarán a memorizar las ideas principales. Las palabras son organizadas automáticamente a fin de formar un conjunto lo más coherente posible. Y es entonces cuando se extrae su sentido global y se asocia a un tema central.
Los conocimientos del lector contribuyen también en la comprensión conocimientos del lector contribuyen también en la comprensión « Al muchacho que se paseaba por el bosque se lo comió un elefante » y no sabe aún que los elefantes no son carnívoros, no percibirá la incongruencia de la frase.
Paralelamente, cuando un enunciado no es coherente, se lleva a cabo una tarea de deducción, gracias a nuestros conocimientos generales. Por ello, si leemos frases aparentemente sin relación entre sí, como, por ejemplo, « Han robado en el apartamento. Pablo ya no tiene dinero », se establece enseguida una deducción posible: « Todo el dinero de Pablo estaba en el apartamento ». Esta deducción permite hallar una coherencia en el enunciado.
La escritura
Tomemos como ejemplo la redacción de una carta: utilizamos las reglas gramaticales, pero también estamos atentos a la ortografía y uscamos sinónimos para evitar las repeticiones.

La comprensión y la expresión oral

Cuando conversamos o cuando contamos algo, creamos frases eligiendo las palabras de nuestro corpus que consideramos más apropiadas para los interlocutores y las circunstancias. Después, organizamos estas palabras entre sí respetando las reglas gramaticales de la lengua que utilizamos.
Dicho de otra manera, cuando leemos un texto, analizamos las palabras que vemos y reparamos en las palabras clave que nos ayudarán a memorizar las ideas principales. Las palabras se organizan automáticamente para formar un conjunto lo más coherente posible. Entonces ya podemos extraer su sentido global y asociarlo a un tema central.

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